A mi madre, Inmaculada González Chiloeches, la persona más amable que conozco, siempre saludando con un “¿qué tal maja?”. Alguien que siempre está ahí cuando lo necesitas. Claro que, siendo su hijo, se podría decir que es normal que esté ahí para mí o para mi hermana cuando las cosas se ponen difíciles, pero es que está dispuesta a echar una mano a todo el mundo. Alguien con una paciencia infinita, sobre todo cuando en la familia nos hemos puesto más testarudos de lo que estamos dispuestos a reconocer. Alguien que lo da todo, anteponiendo el cuidar de los suyos a ella misma. Alguien que me ha enseñado tanto. Alguien que merece mucho más de lo que tiene y a quien quiero como sólo a una madre se le quiere. TE QUIERO MUCHÍSIMO, MAMÁ, TUS ABRAZOS SON LOS MEJORES.